jueves, 16 de junio de 2011

el chico del autobus



Era una tarde calurosa de verano y ella se encontraba en la parada del autobús, había quedado con una amiga para ir a tomar algo. Mientras esperaba llego un chico, moreno, alto, guapo y con un culo impresionante; de esos que te apetece agarrar y no soltar.

Ella tímidamente le miró y se dio cuenta de que el también la estaba mirando, así que hizo un ademán de mirar hacia otro lado mientras se le escapaba una pequeña sonrisa. Al poco rato llego el autobús y ella se fue a la parte trasera, se sentó y vio como el se acercaba mientras un escalofrío le recorría la espalda, de esos que hacen que todo tu cuerpo tiemble. Acto seguido el se sentó a su lado y ella sin poder evitarlo levantó la vista y ahí estaba, mirándola, sin apartar sus ojos de ella.

Se puso muy nerviosa y el le acaricio la mejilla. No sabía donde meterse, entonces el se acerco a su oído y le dijo:

- Eres preciosa, me encantaría besar tus labios y hacerte el amor como nadie te lo ha hecho antes.

No se lo podía creer, ¿que era lo que estaba pasando? Nunca se habría imaginado algo así, estaba temblando, asustada, nerviosa, excitada... ¿que se suponía que debía hacer? El era un completo desconocido, no sabia como era o que podría pasar pero la excitación del momento y la tensión sexual que se respiraba en el ambiente hizo que ella le dijera:

- Me encantaría tenerte en mi cama ahora mismo, para hacerte disfrutar del mejor sexo de tu vida.

Entonces el susurrando para que nadie le oyera dijo:

- En dos paradas está mi casa, te parecerá una locura pero... ¿te gustaría venir?

Ella dudo un instante, ¿acaso era aconsejable que se fuera a casa de un completo desconocido? Era una verdadera locura pero... dijo que si.

Llegaron a su casa y la pasión se apodero de ellos, la ropa caía mientras el la besa y acariciaba, y ella entre gemidos de placer no podía dejar de pensar: "¿pero que estoy haciendo?"
El la tumbo en la cama recorriendo centímetro a centímetro el cuerpo tembloroso mientras ella gemía con cada caricia, cada roce, cada sensación... Hicieron el amor de la forma mas dulce, cariñosa y a la vez salvaje que ella había experimentado, era como si se hubieran estado buscando toda una vida y por fin se hubieran encontrado. El la puso contra la pared mientras su lengua recorría su espalda y sus manos agarraban fuertemente sus cadera, le mordisqueo el cuello y entonces ella se giro, lo tumbo en la cama y le hizo el amor hasta que quedo agotada.

Después de irse de su casa, mientras se dirigía hacia el lugar en el que había quedado con su amiga, en ese instante se dio cuenta de que nunca volvería a verle, ni si quiera sabía su nombre pero no le importo se sentía feliz y satisfecha aun habiendo hecho la mayor locura de su vida. Nunca volvió a verle pero de vez en cuando coge un autobús y recuerda aquella tarde calurosa de verano...

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